El arte, mi vocación
Nací en Madrid en 1987. Desde pequña me sentí muy atraída por las artes plásticas, siempre estaba dibujando. Al acabar el bachillerato me matriculé en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, donde me licencié en 2010.
Mi interés por el realismo me ha llevado a buscar formas de aprender las técnicas tradicionales y mejorar mis habilidades. He participado en talleres con renombrados pintores realistas como Antonio López y José María Mezquita y he asistido a
importantes academias de arte realista como Florence Academy of Art y Angel Academy of Art en Florencia.
Reconozco que tengo necesidad de estar en constante aprendizaje y espero poder seguir haciéndolo hasta el último día, todo ello con el objetivo de poder cumplir mi vocación: traer más belleza al mundo a través de mi arte.
Escultora y pintora
Como artista trabajo principalmente por encargo, he realizado numerosos proyectos para iglesias como la Iglesia de San Juan Crisóstomo en Madrid. Cuando trabajo para particulares, suelo centrarme en el retrato y el paisaje, dos motivos que me atraen especialmente. Encuentro en el rostro y la figura humana una fuerte capacidad expresiva capaz de contar historias y transmitir emociones, mientras que en la naturaleza descubro una belleza que puede conmover el alma y hacerla consciente de su transcendencia.
En todas mis obras busco no tanto reproducir exactamente lo que veo sino “captar la esencia que brilla a través de las formas, encontrar el verdadero carácter de cada motivo”, en palabras de Rodin. Aunque identifico mi obra con el realismo contemporáneo, es cierto que a menudo me adentro en el mundo de la abstracción y juego con ambos lenguajes. De la misma forma, también ando a caballo entre la pintura y la escultura, dos medios que me gusta explorar por igual.
Arte y Belleza
Entiendo el arte como una forma de hacer palpables las realidades espirituales, una manera de dar forma a todos aquellos aspectos de la vida que percibimos pero que están más allá de la realidad tangible. Intuyo el arte como una prueba de que somos mucho más que mera carne. Para mí la belleza tiene una gran importancia, creo que es una necesidad universal y el arte una forma de hacerla presente, una forma de saciar nuestra sed espiritual. Estoy convencida, como dijo Dostoievski, de que “la belleza salvará al mundo”.
Por eso mi propósito es ofrecer la posibilidad de recuperar la fe en lo bello, de dar una vía de escape al espíritu que se ahoga en un mundo lleno de fealdades, de encontrar consuelo y paz para el alma a través de la contemplación.